sábado, 20 de abril de 2013

Ataques al Arte: Astronauta de la Catedral Nueva de Salamanca.

      Según el artículo 39 de la Ley de Patrimonio Histórico Español 16/85 indica que cualquier obra en un monumento histórico declarado Bien de Interés Cultural (BIC) ha de ser llevada a cabo exclusivamente para “la conservación, consolidación y rehabilitación y evitarán los intentos de reconstrucción, salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su autenticidad. Si se añadiesen materiales o partes indispensables para su estabilidad o mantenimiento las adiciones deberán ser reconocibles y evitar las confusiones miméticas”.
       En este trozo de artículo queda claramente expuesto algo que la mayoría de la gente no llega a entender. ¿Qué hace un astronauta en la catedral de Salamanca?
       Tal vez sea el motivo por el cual el pequeño humano de la catedral es atacado intensivamente por vándalos o simplemente garrulos de medio pelo que no tienen otra diversión que la de destrozar un trozo de la historia y el patrimonio salmantinos.
       Con motivo de acoger Salamanca la exposición Las Edades del Hombre en el año 1993, se decidió restaurar la Puerta de Ramos, muy deteriorada por el paso del tiempo. Durante esta restauración, el astronauta fue labrado en piedra en 1992 por el cantero Miguel Romero, siguiendo la tradición de incorporar un elemento contemporáneo en cada restauración. Desde entonces la pequeña reseña histórica ha sufrido todo tipo de incidentes. El 20 de septiembre de 2010 apareció sin el brazo derecho, meses antes en el mismo 2010 le fue destrozado el respirador del casco y la nariz… Y así un largo etc de agresiones no solo a la parte restaurada sino a las partes originales del conjunto catedralicio.
       Cuatro días después de la agresión contra el astronauta apareció una pintada en la fachada de la pared del templo que da hacia la plaza de Juan XXIII, y en el que se podía leer el nombre de una página web real, donde el autor subía sus reflexiones (a saber sobre qué).
       A parte de estos actos de naturaleza salvaje la catedral esta herida por todas las partes donde se mire, firmas y estúpidas fechas de amor están talladas en la noble piedra de Villamayor en la que está construida las catedrales, por no hablar del estado de los techos de la catedral, desde donde se pueden ver todo tipo de desperdicios en los tejados de las naves de las capillas.
       Por estos motivos se está pensando (según me contó una de las responsables del acceso a Ieronimus) de cerrar a las visitas ciertas partes de las catedrales, o cobrar entrada a cualquiera de los recintos catedralicios –catedral nueva incluida-. Según esta responsable, la gente “se toma la catedral como parte de su paseo diario, incluso entran con sus perros.”
       Responsabilidad, respeto, saber estar, admirar unos monumentos que están de pié desde hace siglos, o simplemente años cuando se trata de restauraciones, pero ante todo, saber que todo eso forma parte de un patrimonio cultural, artístico e histórico no solo de la ciudad de Salamanca, sino de la Humanidad. Por ello mismo demos el pequeño paso que supone el conservarlos, para que sea un gran salto en nuestro futuro más lejano.



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