sábado, 20 de abril de 2013

Ataques al Arte: Budas del valle de Bamiyán.

      Corría el primer día del mes de marzo del año 2001 cuando el gobierno talibán, los Señores de la Guerra decidieron destruir los dos Budas gigantes del valle de Bamiyán (38 y 35 metros de altura) tallados por monjes budistas en el siglo VI en pleno centro de Afganistán.
       No fueron los propios talibanes lo que llevaron a cabo esta infamia contra este Patrimonio de la Humanidad, pues en esa labor se obligó a uno de los lugareños, llamado Syed Mirsa Hussain, que tuvo que ayudar contra su voluntad a destrozar las insustituibles estatuas. Hussain vivía en aquel entonces en una gruta cerca de las estatuas. No logró huir con suficiente rapidez cuando los talibanes entraron en Bamiyan.
        A Hussain lo encarcelaron en 2001, y habla de tortura y denigraciones, mientras eso ocurría, los talibanes comenzaron a destrozar las estatuas. Primero dispararon contra ellas con tanques y armas pesadas y después detonaron dinamita a sus pies, pero los monjes budistas habían hecho un buen trabajo. Y las estatuas se mantenían en pie.
       Por eso los talibanes pusieron en marcha el “Plan B”. Obligaron a Hussain y a otros tres lugareños a ayudarles en su despropósito. Todas las mañanas le recogían de la prisión y, colgando de una cuerda por encima de las estatuas, le obligaron a taladrar agujeros en la piedra con un destornillador. Luego los llenó de explosivos y le retiraron.
       Los talibanes detonaron los explosivos desde la distancia. Tuvieron que pasar días hasta que las gigantescas estatuas fueron destrozadas.
       "Estábamos muy furiosos", dijo Hussain. "Las estatuas no sólo eran importantes para Bamiyan y Afganistán, sino para el mundo entero". Ya antes los talibanes habían destrozado otras obras de arte, especialmente las representaciones humanas, prohibidas por su extrema interpretación del islam.
Omara Khan Massudi fue durante el régimen vicedirector del Museo Nacional de Kabul y hoy es el jefe del Museo en la capital afgana. Según afirma ahora, abandonó su puesto debido a la furia destructiva del patrimonio nacional. "Mi tarea era proteger las obras de arte".
       Desde 2004 trabaja el arquitecto alemán Georgios Toubekis, al servicio del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos compuesto por geólogos, restauradores y arquitectos que intentan recomponer las estatuas fragmentadas como si fueran un enorme rompecabezas. Y se cree que podrá ser reconstruidos en su totalidad, todo ello financiado por el ministerio alemán de Relaciones Exteriores, pues como declaraba Massudi: “la reconstrucción por parte de nuestro país es inviable, no tenemos para escuelas, hospitales, no vamos a tener para volver a levantar esas obras de arte milenarias”.
       El lamento de este hombre oída finalmente por este grupo de especialista pondrá fin a más de una década de un espacio vacío que dejaron estos colosales Budas. Y no solamente un vacio físico, sino también patrimonial, de unas esculturas hechas con las manos de hombres hace siglos, y destruidos por la exaltación tergiversada de unos textos sagrados demasiado complejos para esas mentalidades radicalizadas.






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